TINTA VERDE

sábado, 4 de abril de 2015

Hola, niña anónima. Tal vez no me recuerdes. Para ser justos, tendrías que haberme conocido, y no puedo pedirte favores que yo no haría por ti. Espero que eso haya quedado claro.
Elegí escribir para no llamarte, pues entiendo que esa ya no es una opción. Ah, y si estás pregúntandote por qué no te menciono, quiero que sepas que es un simple castigo, una pelea insignificante que tengo con tu ego. 
Entiendo que quieres ser feliz para castigarme por razones que ya he olvidado. Entiendo, también, que soy yo el protagonista de tu indiferencia, y mi vanidad te lo agradece, pero hay algunos asuntos que han quedado sin resolver, y tú, que no puedes vivir sin certezas, no querrás perder la oportunidad de conocerlos, pues entiendes que en ese terreno es donde yo soy más hijo de puta de lo que soy, y a ti, mi querida amiga, siempre te gustó esa parte de mí.
Quieres odiarme, realmente lo has intentado, pero fallaste una y otra vez. Tal vez porque nadie puede odiar a una persona, sino a un momento, a una situación, a una actitud. Puedes odiar los abrazos que no te di e incluso las cartas de amor que no te escribí, pero no puedes odiarme ni amarme. Estás molesta, lo sé, pero no conmigo, sino con tu poca capacidad para retenerme a tu lado, para enamorarme, para convencerme de que eras lo único que yo quería tener cerca. Sé que, después de tanto tiempo, es un poco vanidoso pretender que te imnporte esta carta, pero hay una razón para que la escriba de todas formas: no es para ti.
Creí que esto nunca sucedería, pero te estoy utilizando para hacer literatura. Eres, tal vez, uno de esos personajes que nunca creí que iba a necesitar, pero el hecho de que hayas estado conmigo te convierte en parte de mi pasado, en una testigo poco confiable de mi juventud, y tengo que tratarte como tal, en una hoja arrugada con tinta verde.
Adelante, amiga anónima, insúltame una y otra vez, como lo has estado haciendo desde que nos separamos. Fingir, durante tanto tiempo, que tú eras más importante para mí de lo que era yo para ti debe haber sido agotador, teniendo en cuenta que necesitaste falsificar muchas historias para que tus amigos creyeran eso.
Muchas veces me enamoré del personaje que le vendiste a los demás. Quise parecerme a la persona que tú dijiste que te había hecho daño, pero no lo logré, así que me resigné, con el tiempo, a ser yo mismo.
Francamente, extraño ser injuriado y culpado. Soy, lo confieso, algo histriónico, y hace mucho que no siento tantos reflectores sobre mí desde que merecí tus opiniones en el parque que estaba cerca de tu casa.
¿Confesaré que extraño tu manera de fingir que no soy importante, que te alegras de mi felicidad y le mandas tus mejores deseos a las mujeres que están cerca de mí? ¿Continuaré fingiendo que te creo, que lo superaste, que te veo más linda que antes?
Juguemos, amiga anónima, al pasado. Juguemos a que nada sucedió, a que son las tres de la mañana de cualquier día de marzo de hace más de tres años y yo tengo una llamada pérdida en mi antiguo Nokia con el que solía jugar Snake cuando tú me preparabas pizzas caceras en esa tétrica casa medio abandonada y adornada de intermitentes ladridos ensordecedores. El juego consiste en echarte en tu cama con la luz apagada y llamarme, contarme que tienes miedo porque oyes unos pasos extraños. Debes decirme, también, que le temes a los fantasmas y que no quieres que yo te cuelgue hasta que te quedes dormida. No te preocupes, amiga anónima, tengo mucho saldo todavía, y sólo colgaré si dejo de oir tu voz durante unos minutos.
Ahí está. Ese debió ser el final. La historia no debió avanzar más. Yo necesitaba proteger a alguien y tú necesitabas que yo quisiera protegerte a ti. Si eso hubiese sido una novela, habría sido un buen final. No hay por qué escribir más páginas si no van a hacer feliz a nadie. No hay por qué gastar tinta en tu dolor. Es, quizá, una perversión literaria.
Ahora estamos lejos de esas páginas. Yo, detrás de esos buenos deseos en tus cartas, percibo tu agresividad, que es, a estas alturas, casi visual. Esta carta, de alguna manera, es mi última eyaculación. Espero que la hayas disfrutado. 
Share this article :

1 comentario:

 
Support : Creating Website | Johny Template | Mas Template
Copyright © 2011. Tiziano Panunzio - All Rights Reserved
Template Created by Creating Website Inspired by Sportapolis Shape5.com
Proudly powered by Blogger